Qué extraños son los sueños.
En ocasiones nos revelan algo que probablemente vaya a suceder y en otras nos sumergen en inexplicables laberintos donde no solo no somos nosotros mismos, si no que incluso podemos lograr cosas que jamás imaginaríamos. Como si de un espejo se tratase vemos reflejados en ellos nuestras preocupaciones, nuestros deseos e incluso nuestros miedos.
En ocasiones nos revelan algo que probablemente vaya a suceder y en otras nos sumergen en inexplicables laberintos donde no solo no somos nosotros mismos, si no que incluso podemos lograr cosas que jamás imaginaríamos. Como si de un espejo se tratase vemos reflejados en ellos nuestras preocupaciones, nuestros deseos e incluso nuestros miedos.
En un mundo en el que la realidad es la ley que dictamina el ahora, dejando atrás fantasías y anhelos como si se tratasen de un mero juego de niños, ¿qué nos queda si no apelar a los sueños? Aquel maravilloso lugar en el que no somos los dueños de nuestro destino, ni del personaje que interpretamos. Sólo unos simples observadores de una fantástica historia que alguien nos quiere contar.
Y es ahí, fruto de las grandes ideas, donde nacieron gran parte de las historias que posteriormente serían veneradas por nuestra sociedad:
¿Quién se iba a imaginar que el sueño que tuvo Stephenie Meyer una noche cualquiera sobre un apuesto vampiro iba a generar un bestseller internacional conocido como Crepúsculo? O que la máquina de coser nació de un sueño de Elias Howe, y que grandes novelas de Stephen King proceden de nada más y nada menos que de sus horas de sueño.
¿Quién se iba a imaginar que el sueño que tuvo Stephenie Meyer una noche cualquiera sobre un apuesto vampiro iba a generar un bestseller internacional conocido como Crepúsculo? O que la máquina de coser nació de un sueño de Elias Howe, y que grandes novelas de Stephen King proceden de nada más y nada menos que de sus horas de sueño.
Pero esto no son casos particulares, científicos e inventores como Otto Loei ganaron premios nobel por lo que se les había ocurrido en uno de sus sueños. Increíble, ¿no es cierto? Y no se aleja tampoco que Abraham Lincoln soñase con su misma muerte unos escasos días antes de que se produjese de la misma forma que había visto en sus sueños.
Hechos tan asombrosos que nos provocan cierta admiración por ese mundo que aun desconocemos y que sólo podemos describir como gran misterio. Permitidme preguntaros entonces... ¿existe una frontera para los sueños ? ¿Hay límites o es todo posible? Si así fuese... qué gran habilidad la nuestra y escaso es nuestro conocimiento.
Muchas gracias por vuestras visitas, ¡que cada dia son más! Os dejo la letra de la cuarta cancion que suena, que es una balada épica de hace tiempo. Un beso, Paula.
CRYING -ROY ORBISONI was all right for a while, I could smile for a while
But I saw you last night, you held my hand so tight
As you stopped to say Hello
Aww you wished me well, you couldn’t tell
That I’d been cry-i-i-i-ng over you, cry-i-i-i-ng over you
Then you said so long. left me standing all alone
Alone and crying, crying, crying cry-i-ing
It’s hard to understand but the touch of your hand
Can start me crying
I thought that I was over you but it’s tru-ue, so true
I love you even more than I did before but darling what can I do-o-o-o
For you don’t love me and I’ll always be
Cry-i-i-i-ng over you, cry-i-i-i-ng over you
Yes, now you’re gone and from this moment on
I’ll be crying, crying, crying, cry-i-i-ing
Yeah crying, crying, o-o-o-o-ver you
