Cuán diferentes hubiesen podido ser las cosas que hemos vivido. Dicen que una decisión importante marca todo nuestro futuro. Si esto es así, nuestra vida no es sino la consecuencia del camino tomado en un momento crítico.
Expresado así suena fantasioso, pero podemos resumirlo en un ejemplo bien sencillo. La persona con la que unimos de por vida, la carrera por la que optamos, el trabajo que no aceptamos porque nos hace cambiar de ciudad, tener o no tener un hijo…
La vida no es mala, no es dura ni insoportable. Nosotros así la creamos, la moldeamos según cómo somos y las decisiones que tomamos. De ahí nace el llamado arrepentimiento. ¿Y qué es al fin y al cabo sino una expresión más de la llamada búsqueda de la felicidad? La culpabilidad, la añoranza, los anhelos frustrados… son consecuencia de la toma de una mala decisión en nuestro pasado. Aunque como bien dicen, y todos hemos experimentado, no hay mal que por bien no venga.