Y sucede, mecidos por la marea de
capas y capas de tela sobre nuestros ojos, apenas podemos apreciar los leves
atisbos de luz que se cuelan entre los agujeros. La tela es porosa y deja entrever
algo más allá, pero da miedo dar el cambio. Apartarse las telarañas de los ojos,
dejar atrás el calor reconfortante de las vendas que entrelazan nuestras muñecas.
Los pies fríos cuando asomamos una intrépida extremidad fuera del cobijo de la
sábana.
Da miedo el cambio. El salto de
fe. La arena movediza bajo nuestros pies. El temor al arrepentimiento. Casi
saboreamos con anticipación ese remordimiento y la certeza de que nunca
debíamos de haber cambiado.
A veces lo nuevo es mejor y a
veces lo mejor no es lo nuevo. Lo viejo se convierte en tierra firme y
reconfortante como esa sábana que nos prometía horas de sueño lejos de la
enemiga alarma. Lo malo se diluye cuando forma parte de nuestro recuerdo y el futuro
incierto se vuelve amenazante.
Dicen que los cambios siempre son
buenos. Que un bien siempre tiene un mal y viceversa, nos dicen desde siempre que
quien no arriesga no gana, pero sin duda el juego de cartas es más complejo y
no consta solo de unas pocas reglas. A veces la mano está amañada. A veces los
corazones no salen, solo las picas. ¿Vale la pena el riesgo? Mi mente dice que
si, pero mi experiencia, ya algo más labrada, me dice que no en todas las situaciones.
Lo que es una buena decisión en un momento dado se puede convertir con el
tiempo en algo más, quizás mejor de lo que nunca fue y, quizás, peor de lo que
nunca imaginamos, como una oscura sombra que termina convirtiéndose en un Sincorazón.
En cualquier caso, sea cual sea
el resultado de nuestra mano de cartas en esta partida llamada vida, hemos
aprendido a base de malas y buenas jugadas, reído con las pequeñas victorias,
llorado con las que hemos perdido y, todo, ha formado parte del maravilloso
juego. Y, aun cuando llegue el momento del “All in” final, habrá valido
la pena en su conjunto. Como una trilogía repleta de capítulos oscuros que nos
han hecho sufrir, pero que en conjunto, supone una verdadera obra maestra.
Nuestra obra maestra.
Muchos tiempo ya de mi última entrada... qué decir, sino que soy la misma y a la vez no puedo ser la que era. El tiempo nos cambia a todos y a la vez hay algo que siempre permanece inalterable.
A mi yo del futuro, desde un 24 de octubre del 2022, decirte que han habido cambios, y desde luego esta entrada tiene algo que ver. Has cambiado de departamento, en algunas cosas mejor y en otras peor. Te arrepientes en parte, especialmente ahora que Nuria está a un pelo de cogerse la baja. Has ganado con ella pero la soledad y, principalmente el trabajo de pliegos, te aterran. Vamos hacia los 32 y el paso del tiempo nunca te ha gustado, pero todo lo demás está bien. Joan, también Nami, mamá.,.. y Estela contó hace unos días que está embarazada. Nico cumple en unos días 2 años y le encantan las motos, papá ha hecho 65. Tienes un año la moto y no te has arrepentido, ¿ves? ese es un buen cambio xD mucho DBD y ampliando horizontes, y nada de pádel, ahora, con la comba estás a tope. Espero que estes bien y que sigas sabiendo disfrutar del valor, que tú puedes.