martes, 28 de junio de 2011

CRITICAL



La vida, pasajera, impredecible, desconcertante, inesperada… absoluta en todos los sentidos. Alberga tantos aspectos, tantas variables que influyen en la ecuación; Personas, sentimientos, circustancias que determinan este transcurso invisible con sus incognitas. ¿Pero acaso no hay algo bello en todo ello? En ese desconcierto perpetuo hacia nuestra  persona, su destino, su futuro… y es que tan fácilmente puede cambiar la vida en un mero instante. John Lenon, J.K. Rowling, Van Gogh… quien se iba a imaginar lo que la vida les deparaba cuando aun eran únicamente soñadores.

Y hay tantas formas de plasmar ese amor por la vida. En una simple flor marchita podemos hallar la belleza de la huella del tiempo, que con sus pulcros guantes ha esculpido cada detalle. En una canción podemos sentir con el bello de punta la pasión con la que cada músico toca su obra. Podemos llorar con la muerte de los protagonistas que hemos aprendido a querer en nuestros libros, como si una ventana transparente se abriese a ese mundo invisible que nos comunica con el escritor. Podemos transportarnos a ese lugar deseado con solo escuchar una voz, un sonido que nos recuerde un momento vivido. Identificarnos, involucrarnos, empatizar, sufrir, llorar, reír... sentir este mundo desconocido a través de los sentidos y sentirnos espléndidos por formar parte de ello. 


Hoy en lugar de dejaros la letra de la primera canción que suena, en este caso ''Dosed'' de Red Hot Chili Peppers, y la segunda, ''Rape me'', de Nirvana, quiero dejaros escrito un texto perteneciente al soliloquio de Segismundo, de la vida es sueño, el final del segundo acto de Pedro Calderón de la Barca. Espero que os guste tanto como a mi esta reflexión de los sueños, un saludo para todos, Paula.


Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición, 

por si alguna vez soñamos;
Y sí haremos, pues estamos 
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña 

que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece 

su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión, 

todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí,
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado 

más lisonjero me vi.


¿Qué es la vida?, un frenesí.
¿Qué es la vida?, una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño: 
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

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